A continuación les traigo una nota escrita en ESPNdeportes.com por el comentarista de ESPN para América Latina, Carlos Morales, sobre la carrera de Phil Jackson:
La canción que popularizara el gran intérprete ítalo-americano Frank Sinatra a finales de los años '60, "A mi manera", pudiera muy bien ser el lema de la carrera del técnico más ganador de la historia de la NBA, quien recientemente anunciara su retiro, Phil Jackson.
Aunque algunos pudieran señalar que esa carrera tuvo un final anti-climático, debido a la eliminación vía barrida (y mediante paliza en el partido de cierre) de su equipo Los Ángeles Lakers a manos de los Dallas Mavericks, nadie puede dudar que abandona la competición como el entrenador más condecorado en la historia de la liga.
Obtuvo seis campeonatos como técnico de los Chicago Bulls durante los años '90 y cinco más con los Lakers, a quienes dirigió entre los años 1999 al 2011, con excepción de la temporada 2004-05 en la cual luego de expirar su acuerdo anterior, el dueño del equipo, Jerry Buss, decidió no recontratarlo.
Esos 11 títulos obtenidos por Phil establecieron la marca de todos los tiempos de la liga, superando por 2 a la cantidad total lograda por el legendario Red Auerbach; quien, dicho sea de paso, siempre demostró un desdén hacia lo conseguido por Jackson y sus métodos.
Sus porcentajes de victorias de 70.4% y 68.8% en temporada regular y postemporada respectivamente también son los mejores de la historia. Se caracterizó por ser un técnico que podía manejar estrellas de la talla de Michael Jordan, Scottie Pippen, Dennis Rodman, Shaquille O'Neal, Kobe Bryant y Pau Gasol, venderles la idea de jugar un básquet de conjunto y extraerles su máximo potencial para convertirles en campeones una y otra vez.
Su personalidad y sus métodos rompían con lo establecido y con las que se consideraban las características de un entrenador de primera en los deportes profesionales de los Estados Unidos; de ahí que tuviera tantos detractores, incluyendo al ya mencionado Auerbach.
Durante sus años de jugador Jackson era reconocido como un ciudadano que se rebelaba contra lo establecido, tenía ideas políticas de tendencia izquierdista, se manifestaba en contra de la guerra y de la política expansionista de su país, además de que consumía marihuana y ciertos alucinógenos; en otras palabras, era un autentico "hippie" de los '60 y '70.
Una vez terminada su carrera como jugador, Jackson, quien siempre había demostrado una agudeza mental y una inteligencia baloncestística sobre el promedio, decidió incursionar como entrenador. Desde 1980 hasta el 1987 estuvo a cargo de equipos que pertenecían a ligas profesionales de menor rango, más notablemente los Albany Patroons, a quienes guió al campeonato de la "Continental Basketball Association" en 1984. También dirigió en el Baloncesto Superior Nacional de Puerto Rico a los Piratas de Quebradillas y los Gallitos de Isabela, entre los años 1984 al 1987.
Durante todo ese tiempo, Phil inquiría sobre puestos de asistentes y entrenadores que se abrían en la NBA, pero su reputación como "nadador en contra de la corriente" parecía asustar y ahuyentar a sus potenciales empleadores. El que sí estuvo dispuesto a tomarse el riesgo fue Jerry Krause, gerente general de los Chicago Bulls, quien en 1987 le contrató como asistente del entonces técnico principal del equipo, Doug Collins. Dos años más tarde, cuando Collins fue despedido de su cargo, Krause eligió a Jackson para sustituirle como entrenador en jefe.
Durante su época de asistente, Phil había conocido y entablado una gran amistad con el legendario entrenador Tex Winter, creador de la ofensiva triangular o de triple poste. Al ascender al cargo de entrenador principal Jackson nombró a Winter como uno de sus asistente y adoptó su esquema ofensivo como base de una filosofía de trabajo en equipo y desprendimiento que unida a su costumbre de regalarle libros de motivación a sus jugadores y de dirigir sesiones de meditación durante los entrenamientos le ganaron el mote del "Maestro del Zen".
Tenía una manera muy peculiar de conseguir la unidad dentro del equipo y lograba que cada jugador creyera en el concepto de trabajo en equipo, aceptara su rol y terminara creyendo fielmente que su contribución al éxito del colectivo era sumamente importante, independientemente de que fuera el mejor jugador del equipo o una que apenas tuviera minutos en cancha. Aplicaba también prácticas espirituales tomadas de las culturas indígenas americanas, tal como él mismo lo señaló en su libro "Sacred Hoops". La gran pasión del técnico fue siempre su creencia de que el equipo era más grande y más importante que cualquier individuo, sin importar cuán estelar este fuese.
Dentro de su filosofía de hacer crecer al combinado, Jackson utilizaba una táctica jamás empleada por otros entrenadores que pasaran previamente por los banquillos de la NBA; la de permanecer impávido, de brazos cruzados, con una sonrisa burlona y evitando solicitar tiempo muerto durante los momentos más difíciles de los partidos. Su justificación para esta inacción era que si él tenía que pedir minuto para corregir y volver a encauzar a sus jugadores cada vez que estos perdían el enfoque, estos comenzarían a depender cada vez más de sus directrices y jamás se lograría el crecimiento del equipo que él pretendía fomentar.
Otra característica de Jackson que le separaba del resto de sus colegas era la disposición y capacidad para tomar jugadores con reputaciones de problemáticos, que hubiesen sido descartados por la mayoría de los otros técnicos de la liga y hacerlos contribuir en grande al éxito del equipo; Dennis Rodman y Ron Artest vienen de inmediato a la mente.
Sus jugadores comentaban que Phil los trataba a todos como profesionales, con firmeza y justicia, haciendo uso de sus dotes de profesor y motivador y eso hacía que sus dirigidos se desvivieran para dar el máximo por la causa.
Contrario a la generalidad de las personas, Jackson nunca ha visto las cosas en blanco y negro. Más bien navega por un mar de neutralidad al que trataba de llevar a sus jugadores, para que pudieran ver, entender y respetar distintos puntos de vista y distintas formas de llegar al mismo objetivo. Pero que a nadie se le ocurra confundir su ecuanimidad y pasividad con falta de competitividad. Tanto en los partidos como en las charlas técnicas y en los entrenamientos, Phil siempre estaba retando a sus dirigidos a que se exigieran más para llegar al nivel necesario para ser campeones. El sarcasmo era su arma predilecta para meter el dedo en la llaga de un jugador que él entendiera no se estuviera empleando al máximo. Así como emplazarlo públicamente, en los medios de comunicación, diciendo que no estaba seguro si el jugador X tenía lo que hacía falta para conseguir tal o cual objetivo.
Pero donde más se manifestaba su competitividad era en el momento de negociar contratos o de delinear fronteras sobre quienes pertenecían o no al núcleo del equipo. Jackson siempre ha tenido un alto concepto de sí mismo y no tenía problemas en decir que su trabajo valía tanto y que no dirigiría por menos; como tampoco tenía reparos en pedirle a un alto funcionario del equipo que abandonara un vestuario o no viajara en un autobús porque se estarían dirimiendo situaciones que "solamente atañían al núcleo", creando de esa forma una barrera entre la base del equipo y la alta gerencia. Por eso, a pesar de sus múltiples éxitos en Chicago y Los Ángeles, terminó enemistado con la gerencia de los Bulls y, más recientemente, con una relación algo fría con el dueño de los Lakers.Figura controversial, algo altanero, oportunista, manipulador, con métodos poco ortodoxos y espíritu de contradicción; frases que se pueden utilizar para describir a Phil Jackson. Pero el adjetivo que más le cae es el de ganador; porque en la historia de la NBA, nadie lo fue más que él. Miembro del Salón de la Fama y seleccionado en 1996 como uno de los mejores 10 técnicos de la NBA de todos los tiempos; esos honores parecen quedarse cortos porque, para muchos, ha sido sencillamente el mejor.
Lo más importante es que dirigió, se retira y ha vivido haciendo las cosas "a su manera".