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lunes, 16 de mayo de 2011

Cambio de roles para Derek Fisher


Derek Fisher pasó de ser el base de los Lakers a ser el representante de 430 jugadores, esperando que en su rol de Presidente de la Asociación de Jugadores de la NBA pueda ayudar a que se concrete un acuerdo colectivo con los dueños de las franquicias.

"D-Fish" manifestó que la organización que representa no está feliz con la última propuesta envíada por los dueños hace una semana.

"Francamente estamos decepcionados. Estamos a toda máquina intentando llegar a un acuerdo", expresó el base lagunero en su entrevista de fin de temporada.

Los dueños de las franquicias le presentaron a los jugadores su segunda oferta que contiene cambios significantes, un tope salarial duro y una mayor proporción de ingresos.

Bajo el actual acuerdo colectivo, que finaliza el 30 de junio, los jugadores tienen garantizado el 57% de los ingresos.

Fisher dijo que él es "optimista y esta esperanzado" de llegar a un acuerdo, pero que no sabe cuando se dará.

"Hay mucho en juego. Creo que ambas partes, como pretendemos obtener un acuerdo, somos todavía muy cuidadosos acerca de cómo proceder con estos asuntos", comentó.

"La NBA habla del futuro del juego y tratar de proteger el juego en sí y eso es nuestra prioridad también... El objetivo es lograr un acuerdo y no necesariamente apurarlo, y tratar de conseguir algo que duré por varios años", manifestó el co-capitán de los Lakers.

Los jugadores están dispuestos a ceder algo del 57% garantizado que tienen, pero quieren mantener la mayor parte del acuerdo actual.

Fisher dijo que está mirando bien de cerca el lockout de la NFL.

"Creo que lo único prudente tanto para la liga como para la asociación de jugadores es observar cuidadosamente esos procedimientos. Pero al final del día tienes que volver y mirar los que tenemos. ¿Que tenemos?, lo que tenemos es un juego increible con increibles jugadores", comentó.

"La gente ha apoyado este juego en los últimos años de una manera que no se puede comparar a ningún otro momento en el baloncesto profesional. Creo que los aficionados han hablado, obviamente. Quieren ver baloncesto de la NBA. Los números hablan por sí mismos, por lo que vamos a tratar de hacer todo lo posible para asegurar de que sigan viendo baloncesto de la NBA", cerró Fish.

Salvo un milagro, ya está asegurado que a partir del 1º de julio habrá lockout. Lo que no se sabe aún es cuanto durará.

Puede ser que ante de octubre ya tengamos acuerdo y la temporada que viene se realice con total normalidad, como también puede ser que tengamos un año corto (como en 1998) o que directamente no haya NBA en 2011-12.

Los jugadores quieren mantener el sistema actual. Quieren que las ganancias se distribuyan de la misma manera y que se mantega un tope salarial blando (como lo es actualmente) y que sigan las excepciones, como la del nivel medio. Aceptan un corte en sus ingresos (no de $800 millones como quiere la liga), pero no la manera en la que éstos se redestribuyen.

En cambio, la NBA, con mi amigo David Stern a la cabeza, pretende un tope salarial duro y sin excepciones y con un notable descenso en las ganancias de los jugadores. También quieren un ingreso más equitativo entre las franquicias, en donde las más "grandes" como la de los Lakers, el Heat, los Mavericks, etc, tengan que repartir sus ingresos con las más pequeñas.

No sé cuando se llegará a un acuerdo, pero por lo menos me gustó la última frase de Fisher ya que los aficionados definitivamente queremos ver baloncesto de la NBA.

Ojalá tengamos temporada 2011-12.

Persevera y triunfarás


Después de una nota de Carlos Morales, les traigo una de Arash Markazi escrita en ESPNLosAngeles.com y traducida por ESPNDeportes.com, sobre la historia de vida de Brian Shaw, uno de los candidatos a ser el nuevo entrenador de los Lakers.


Hay un armario en la habitación de Brian Shaw que lo transporta de regreso a un tiempo que él quisiera que se detuviera.

Él se halla dentro del cuarto pequeño cada verano a fines de junio, en el piso, tocando los vestigios de un pasado que no puede dejar ir.

Él le baja la cremallera a un portatrajes, saca una camisa que su padre vistió al trabajo, el abrigo favorito de su madre, el mono de su hermana. Él abraza la ropa, se las lleva hasta la cara y cerca a su pecho como si todavía estuviese abrazando y besando a aquellos que una vez la vistió.

Así no era cómo se suponía que Shaw celebrara los cumpleaños, aniversarios y campeonatos, solo, rodeado de ropa vieja y recuerdos que se van desvaneciendo. Reviviendo la noche horrible del 26 de junio de 1993.

Brian Shaw siempre ha estado allí.

Él estuvo con los Boston Celtics en los últimos días de Larry Bird con el equipo. Él estuvo con los Golden State Warriors cuando Latrell Sprewell agarró del cuello a P.J. Carlesimo. Él acertó lo que entonces fue un récord de la NBA con 10 triples con el Miami Heat. Él estuvo allí para pasar su brazo por la espalda a Allen Iverson durante uno de los primeros roces de Iverson con Larry Brown en Filadelfia. Y estuvo allí para hacerle pases de alley-oop a Shaquille O'Neal con el Orlando Magic y luego con Los Angeles Lakers en camino a cuatro viajes a las finales de la NBA y tres campeonatos.

"Él es como un Forrest Gump o como Zelig", dijo Jerome Stanley, su antiguo amigo y representante. "Él ha sido parte de los capítulos más grandes en la historia de la NBA en la últimas dos décadas. En algún lugar en el trasfondo estaba Brian Shaw".

Incluso ahora, después de pasar cinco años como la mano derecha y el sucesor anticipado de Phil Jackson, él está en posición de heredar un equipo contendiente a la postemporada si es que, como muchos creen, es escogido para reemplazar a Jackson y estrenarse como entrenador con los Lakers la próxima temporada.

Él ha sido, evidentemente e inesperadamente, suertudo. Pero nada de ello jamás compensará por la noche en la cual no estuvo allí.

Shaw todavía puede visualizarlos en ese día de junio, cargando el Jeep Grand Cherokee que le había comprado a su papá tres años antes para el Día de los Padres. Shaw tenía 27 años y acababa de terminar su quinta temporada en la NBA pero era un descarado nene de mamá cuando volvía a casa. En la temporada baja, él vivía en el cuarto de huéspedes de una casa que él había comprado en Oakland, California, para sus padres y su hermana.

Nada le hacía más feliz que ver fútbol americano con su padre, comer la sopa de quingombó de su madre, jugar cartas con su hermana y, su pasatiempo favorito más nuevo, menear sus llaves frente a la hija de 11 meses de su hermana, Brianna, mientras ella tomaba un par de pasos hacia él antes de caer en sus brazos. Brianna, a quien su hermana le puso el nombre por Brian antes de que naciera, era la niña de los ojos de su tío desde el momento en que él la cargó por primera vez en el hospital.

Era la meta de Shaw lograr que sus padres se retiraran temprano una vez que él se convirtiera en un jugador de la NBA. En el otoño de 1992, él compró una propiedad en Las Vegas y construyó un segundo hogar para su familia.

"Mi padre amaba el boxeo, y mi madre amaba los espectáculos", Shaw dijo. "Yo decidí comprarles un lugar allí donde pudieran bajar cuando quisieran e ir a las peleas de boxeo y los espectáculos".

Shaw tenía planes de dar en parte de pago el carro que le había regalado a su padre y conseguirle uno nuevo para el Día de los Padres. Su madre insistió que él se quedara con el viejo y comprase uno nuevo cuando regresaran de su viaje, diciendo que sería mejor si manejaban a Las Vegas y dejaban el carro allí para utilizarlo cuando llegaran por avión.

Shaw evoca las decisiones en su cabeza hasta el día de hoy. ¿Por qué no dio el Jeep en parte de pago por otro carro y ya? ¿Por qué no les compró boletos de avión y ya? ¿Por que les tuvo que comprar otra casa en Las Vegas?

"Yo me martirizo con eso", Shaw dijo. "Si tan solo hubiera ido a dar el carro en parte de pago por otro como yo quería, ellos hubieran volado para allá. Ellos no hubieran estado en el carro esa noche manejando hacia allá. Si yo no hubiera comprado la casa allá en Las Vegas, ellos no hubieran tenido razón alguna para estar manejando hacia allá.

"He considerado cada posibilidad en mi cabeza. Si yo hubiera hecho esto y si yo hubiera hecho eso, ellos aún estarían aquí".

Todo el mundo en la calle 54 conocía al "señor Shaw".

Él era una figura imponente: 6 pies 2 pulgadas, 285 libras, con un corazón para hacer juego con su cuerpo. En los fines de semana él montaba a los chicos del vecindario en la parte de atrás de su camioneta y los llevaba a partidos de básquetbol y viajes de pesca.

Charles Shaw era un mecánico para el Servicio Postal de los Estados Unidos. Su esposa, Barbara, a quien había conocido en una fiesta en Oakland cuando los dos eran estudiantes universitarios, trabajaba en el desarrollo infantil.

Cada verano la familia Shaw -- incluyendo a Brian, quien nació en marzo de 1966, y Monica, nacida en junio de 1969 -- viajaba a la ciudad natal de Barbara en Guyana en Sudamérica para visitar a sus hermanos y hermanas y los hijos de ellos. Ellos viajaban con maletas llenas de ropa que ellos vaciaban a lo largo del viaje, alentados por Barbara a donar sus pertenencias a aquellos que las necesitaban. Ellos a menudo volvían a casa sin nada.

"Como niños, tú no entiendes eso", Shaw dijo. "Yo decía, 'Éstos son mis vaqueros favoritos o mi chaqueta favorita', pero ellos no tenían nada allá. Nos hizo falta cosas así para no tomar lo que teníamos por sentado".

Los primeros recuerdos del baloncesto de Brian siempre incluyen a su papá. Cuando Charles regresaba a casa, cansado de un largo día de trabajar arreglando carros, él agarraba una cerveza, se sentaba afuera y miraba a su hijo jugar básquetbol en el camino de entrada. Él lo instruía desde su asiento junto a la cancha, diciéndole que usara el tablero en su disparo o que se bajara más cuando botaba el balón.

El sonido de la voz de su padre mientras jugaba básquetbol se volvía tranquilizadora cuando salía a la cancha. Charles y Barbara fueron a cuantos partidos de Brian mientras crecía como pudieron, siguiéndolo de Saint Mary en Moraga, California, a la Universidad de California, Santa Bárbara. Siempre dentro de una distancia manejable. Ellos volaron a Boston y Miami durante sus primeros cuatro años en la NBA, e hicieron cinco viajes a Italia cuando Brian jugaba para Il Messaggero Roma por una temporada durante una disputa contractual con los Celtics.

"Aún si había casa llena, yo todavía podía escuchar su voz", Brian dijo de su padre. "Yo no podía relajarme plenamente hasta que sabía que él estaba allí. Hubo veces cuando yo tenía un partido y él salía tarde del trabajo, y yo estaba escuchando y buscándolo porque yo estaba tan familiarizado con escucharlo y verlo. Era como si todo estuviera en su sitio cuando lo veía y escuchaba su voz".

El plan era que Charles, Barbara, Monica y Brianna arrancarían rumbo a Las Vegas ya para las 6 p.m., pero Charles no regresó del trabajo hasta las 9. Era viernes por la noche y él estaba cansado, pero sus días de trabajo pronto terminarían, y la familia estaba ansiosa por llegar a Las Vegas para el sábado por la mañana. Monica estaría celebrando su 24to. cumpleaños ese fin de semana. Brian se había quedado atrás para ofrecer una fiesta con su novia Nikki, quien es ahora su esposa, pero planeaba volar a Las Vegas para reunirse con ellos el domingo.

Mientras Charles retrocedía para salir por el camino de entrada, se asomó por la ventana del conductor y dijo, "Te llamaré en cuanto lleguemos".

Cuando sonó el teléfono a las 8:30 la mañana siguiente, Brian Shaw se levantó lentamente, miró el reloj y contestó el teléfono. Era un viaje de aproximadamente 10 horas en carro de Oakland a Las Vegas, y Shaw estaba seguro de que escucharía la voz de su padre al otro lado de la línea.

"Era la oficina del médico forense diciendo que habían sufrido un accidente automovilístico", Shaw dijo, aún costándole mucho pronunciar las palabras casi 18 años después.

Según informes, la Patrulla de Caminos de Nevada concluiría que Charles, 52, se durmió al volante más o menos a las 5:15 a.m. en la Carretera Interstatal 15, a solo 9 millas de Las Vegas. El coche se estrelló contra la mediana central y rodó, expulsando a Charles; Barbara, 51; Monica, 24; y Brianna. Barbara y Monica fallecieron en el lugar del accidente. Charles murió de sus heridas aproximadamente una hora más tarde en el University Medical Center en Las Vegas. Brianna, quien viajaba en un asiento de coche para bebés, sobrevivió, pero fue hospitalizada con una ruptura de bazo y laceraciones faciales.

"Yo sentí como si estuviera dentro un mal sueño", Shaw dijo. "Como si estuviera dentro una pesadilla y me iba a despertar y todo estaría bien nuevamente".

Kobe Bryant, Shaquille O'Neal, Brian Shaw

Shaw estaba con Nikki cuando recibió la llamada.

"Él no dijo nada. Él simplemente se sentó y solo escuchaba, y yo no sabía lo que estaba sucediendo", Nikki Shaw dijo. "Él salió del cuarto y caminó por el pasillo, y era muy extraño. Él solamente se quedó parado en el pasillo y no dijo nada. Él no sabía qué hacer. Así que se quedó parado allí y finalmente se descompuso y me contó lo que había pasado. Fue la cosa más devastadora que jamás puede imaginar".

Los próximas 72 horas fueron turbias. Él estaba expuesto, atónito y confundido.

Shaw tomó el primer vuelo que pudo encontrar rumbo a Las Vegas e inmediatamente manejó al hospital. Tan pronto vio a Brianna, herida pero viva, le entregaron formularios para firmar por su tutela provisional. Sería la primera de muchas obligaciones surrealistas de las cuales Shaw tuvo que encargarse ahora que su vida se volteó boca abajo. Él fue al lugar del accidente antes de ir al cementerio de coches donde estaba el auto, y finalmente a la funeraria donde estaban los cuerpos de su padre, madre y hermana. Él hizo los arreglos para enviarlos de regreso a Oakland para sus funerales.

"Yo tenía 27 años", Shaw dijo. "Nunca había perdido a nadie cercano a mí y acababa de perder mi familia completa".

Una de las primeras llamadas que recibió Shaw después del accidente fue de Reggie Lewis. Shaw y Lewis llegaron a ser buenos amigos durante las tres temporadas de Shaw con los Celtics. Solo cuatro meses separaban a los dos jugadores más jóvenes en el equipo veterano de los Celtics que protagonizaban Larry Bird, Kevin McHale, Robert Parish, Dennis Johnson y Danny Ainge.

"Nos llevamos bien inmediatamente", Shaw dijo. "Pasábamos tiempo juntos y comíamos juntos en las giras y hacíamos todo juntos".

Lewis y su esposa, Donna, acababan de tener su primer bebé, Reggie hijo, y Donna tenía cinco meses de embarazo con su segundo cuando ellos volaron a Oakland para estar con Shaw para el funeral. Reggie y Donna se quedaron unos cuantos días adicionales mientras Reggie le hablaba a Brian ayudándolo a lidiar con su dolor. Antes de que Lewis tomara un vuelo de regreso a Baltimore, hicieron planes para reunirse de nuevo el próximo mes en Boston.

"Reggie se había colapsado ese año, y le iban a colocar un desfibrilador en su corazón una semana después", Shaw dijo. "Yo le dije que sería bueno para mí tomar un descanso y viajar a Boston luego de que le colocaran el desfibrilador. Íbamos a estar allí juntos y comenzar a entrenar, y me distraería de todo".

Lewis y Shaw se mantuvieron en contacto telefónico en los días anteriores a la operación pautada de Lewis y el viaje programado de Shaw a Boston. La última vez que hablaron, el 27 de julio de 1993, Lewis le dijo a Shaw que estaba buscando comprar una casa nueva y justo iba a ir a barrer el camino de entrada antes de ir a jugar un poco de básquetbol en una universidad cercana.

Más tarde Shaw recibiría una llamada del director de relaciones públicas de los Celtics. "Yo sé que estás lidiando con mucho, y no te llamo con una buena noticia", él dijo. "Reggie ha fallecido".

Lewis entró en un paro cardíaco mientras practicaba en la Universidad de Brandeis en Boston. Dos horas después, fue declarado muerto en el Hospital Waltham-Weston.

"Sucedió exactamente dos semanas después de que yo lo haya visto y un mes después de que hayan muerto mis padres y mi hermana", Shaw dijo. "Era simplemente increíble".

Shaw voló a Baltimore para el funeral de su amigo tres semanas después de que Lewis había estado a su lado para el funeral de su padre, madre y hermana.

"Fue difícil pasar por eso otra vez y ver lo que su esposa y familia estaban viviendo justo después lo que me había sucedido a mí", dijo Shaw, quien se asegura de mirar hacia arriba a la camiseta número 35 de Lewis antes de cada partido en el Garden en Boston.

"Aquel verano de 1993 fue uno que deseo nunca hubiera sucedido", Shaw dijo. "Es un verano que quisiera olvidar".

Brian Shaw tiene una memoria impecable. Su esposa a regañadientes admite que él nunca olvida nada. Sus antiguos entrenadores y compañeros de equipo no recuerdan jamás haber tenido que repetirle instrucciones a él. Sus amigos aún se sorprenden cuando él recuerda sus cumpleaños o un intercambio pasajero de años atrás.

Él se sintió a gusto con todo de inmediato. Practicaba básquetbol, béisbol, tenis y natación tan fácilmente como tocaba el piano, la trompeta y la flauta. "Siempre he sido alguien que aprende con rapidez", Shaw dijo. "Soy como una esponja absorbiendo las cosas que me rodean".

Pero por los últimos 18 años, su memoria ha estado sanando y evocando, constantemente recordándole de aquellos que amaba y de repente perdió.

Hacia el final del verano que Shaw desearía poder olvidar, él revisó las gavetas y armarios de su familia buscando ropa que podría donarle a los necesitados. Era algo que su madre hubiera querido que él hiciera después de todos aquellos veranos de regalar la ropa que llevaban puesta en Guyana. Mientras revisaba sus pertenencias, sus sentidos estaban de punta. Su mente se remontó a eventos que vivió con ellos en cada conjunto de ropa mientras sus olores llenaban el aire.

"Cuando yo estaba en el armario buscando cosas, éstas todavía tenían el aroma de mi padre, madre y hermana en alguna de su ropa", Shaw dijo. "Así que me quedé con algunas de sus cosas y las puse en un portatrajes y le subí la cremallera.

"De vez en cuando si los estoy extrañando, simplemente entro al armario, abro la bolsa, y lo pego contra mi cara y lo huelo. Todavía tenían su aroma y olor".

Nikki Shaw ya anticipa que los veranos serán particularmente difíciles, especialmente a fines de junio. Ella sabe que habrá un día ese mes cuando Brian sacará la bolsa donde guarda las alhajas de su madre y pondrá las piezas sobre la cama, tocando cada una de ellas como si estuviese contabilizándolas.

"Yo recuerdo cómo se veía mi madre cuando lo llevaba puesto", Shaw dijo. "Hago eso cada año durante el verano, y mi esposa me lo recordó el año pasado. Yo ni siquiera lo noté hasta que ella me lo dijo".

Shaw no lleva ninguna joyería aparte de su anillo de matrimonio y un arete de diamantes en su oreja izquierda, hecho de una de las sortijas de su madre. "Yo quería mantenerla conmigo de alguna manera", él dijo.

Cuando Shaw cierra sus ojos para imaginarse a su familia, él recuerda Días de Acción de Gracias y Navidades, los viajes para visitar amistades y familiares, y los cientos de gimnasios y arenas de básquetbol donde viajaron a través de los años. Pero no puede evitar que su mente se remonte a la noche cuando los perdió a todos. El lugar del accidente, el coche con el techo triturado y las imágenes de los cadáveres que tuvo que identificar.

"Él todavía lo revive 18 años después", Nikki dijo. "Todavía me conmueve cuando él entra en ese estado de ánimo".

Brianna es un ejemplo vívido de cuánto tiempo ha pasado en realidad. Ella tenía 11 meses cuando el asiento de coche para bebés le salvó la vida. Ella cumplirá 19 años en julio y comenzará a la universidad este otoño.

Brian Shaw recuerda el día en que su hermana se le acercó llorando luego de que averiguó que estaba embarazada con el bebé de un ex novio. Ella temía decirle a sus padres. Brian y Monica ya eran apegados, pero el apoyo de Brian durante su embarazo la inspiró a nombrar a su hija por él.

Shaw recuerda que cuando Brianna caminó por primera vez a los 10 meses de edad, fue hacia donde él estaba. El meneó sus llaves frente a ella mientras ella se paraba, apoyándose de la mesa de centro hasta que un día ella tomó cinco pasos hacia él antes de caerse, riéndose y aplaudiendo por lo que acababa de hacer.

Después del accidente y la batalla subsiguiente por la custodia con el padre biológico de Brianna, Brianna vivió con la tía de Shaw en Oakland. Shaw, a quien le otorgaron la custodia pero jugó por el Miami Heat y después el Orlando Magic, viajaba de la Florida a Oakland cada par de meses hasta que fue canjeado a los Golden State Warriors en la segunda mitad de 1997.

Shaw dijo que hizo su mejor esfuerzo por asegurarse de criar Brianna en un entorno tan normal como fuera posible. Él estuvo vacilante de que Brianna llamara a su tía "Mamá" y a él "Papá", pero además no sabía cómo decirle a ella que estaba equivocada. Los niños, sin embargo, no son tan discretos.

Un día mientras Brianna estaba en la escuela, esperando que la recogiera su tía, la vio entrar por el portón al otro lado del parque de juegos y exclamó, "¡Mami!" Ella tenía 5 años, y una de sus compañeras de clase, quien había oído a su madre hablando sobre el accidente, miró a Brianna y le dijo, "Ésa no es tu mamá. Tu mamá murió en un accidente automovilístico".

Brianna después le dijo a Shaw lo que había escuchado. Él le había preguntado a psicólogos de niños cuál era el mejor momento para tocar el tema del accidente con Brianna, y todos dijeron que él sabría cuándo era el momento adecuado. Esto era antes de lo que él esperaba, pero no tenía opción.

"Yo le expliqué más o menos que todas las familias son diferentes", Shaw dijo. "Existe la familia nuclear con madre y padre tradicionales, pero en nuestra familia, tú eres especial porque tienes varias mamás diferentes y varios papás diferentes. Tú simplemente tienes más personas que te quieren".

No fue sino hasta que Brianna tenía 12 años y comenzó a parecerse y a sonar como su madre, lo cual hizo que otros le dijeran sobre el parecido sorprendente, que ella empezó a preguntarle a Brian sobre Monica y a examinar fotos y videos viejos.

"Ella tenía 13 años cuando la llevé al cementerio por primera vez, y ésa fue la primera vez que entendió realmente lo que había sucedido", Brian Shaw dijo. "Ella vio las lápidas, las cuales tienen fotos de mi hermana y mi madre y padre. Pasamos un rato sentados allí, y yo le conté historias y ella lloró. Nació más de la confusión porque ella no recuerda nada. Ella estaba con ellos aquella noche y quiere recordarlos pero simplemente no puede".

Era el sueño de Barbara Shaw que Brian jugara con los Lakers. Él sonrió recientemente sentado en medio de la cancha de práctica de los Lakers, en su duodécima temporada con el equipo como jugador, entrenador o escucha, recordó la fiesta del día del sorteo en casa de sus padres en junio de 1988.

Shaw había recién promediado 13.3 puntos y 8.7 rebotes por partido en su temporada de cuarto año en la Universidad de California, Santa Bárbara y guió a los Gauchos a su primera aparición en el Torneo NCAA. Él había tenido entrenamientos privados e impresionó a la dirigencia de los Lakers, el grupo de Jerry West, Mitch Kupchak y Ronnie Lester, y estaba confiado de que lo eligirían con la última selección en la primera ronda del sorteo si él aún estaba disponible.

"Ellos me habían invitado a un par de partidos", Shaw dijo. "Llegué a entrar al vestuario después de un par de partidos y conocí a Magic [Johnson] y Kareem [Abdul-Jabbar] y a todos los muchachos. Como me crié en Oakland y estudié en Santa Bárbara y ahora bajar a Los Angeles, era irreal y demasiado bueno para ser verdad".

El día del sorteo, rodeado por sus familiares y amigos hacia el final de la primer ronda, él se preparó para ponerse una gorra de los Lakers.

"Cleveland y Denver seleccionaron antes de Boston, y mi mamá dijo, 'Tan pronto elija Boston, prepárate, serás un miembro de los Lakers'. Entonces [el comisionado de la NBA] David Stern se acerca al podio y dice, 'Con la 24ta. selección del sorteo, los Boston Celtics eligen a Brian Shaw de la Universidad de California, Santa Bárbara'. Yo solo recuerdo a mi madre llorando. Ella gritaba, '¡No! ¡No los Celtics!'".

Shaw jugó con siete equipos en 10 años antes de volver a Los Angeles. Lo habían dejado libre después de un canje de Portland a Houston, él cumplía 33 años y había jugado en apenas 21 partidos las dos temporadas previas. Él le pidió a su agente que contactara a la dirigencia de los Lakers de West, Kupchak y Lester, el mismo trío que esperaba reclutar a Shaw 11 años antes.

Recibió una invitación al mini campamento del equipo, donde se reunió con cuatro antiguos coequiperos -- Shaquille O'Neal (Magic), Rick Fox (Celtics), Glen Rice (Heat) y John Salley (Heat) -- en un partido informal. Shaw encajaba perfectamente. Él conectó con O'Neal para un par de alley-oops y halló a Rice en transición para algunos triples abiertos. Pero los Lakers no tenían cabida para Shaw en su plantilla. Él regresó a Oakland y a la incertidumbre del retiro.

Pero Kobe Bryant se quebró su mano derecha en el primer partido de exhibición de los Lakers, incitando a Phil Jackson a pedirle a Shaw que retornara al equipo.

Shaw había jugado contra el padre de Bryant, Joe, en Italia y recuerda la primera vez que conoció a Bryant a sus 10 años, corriendo por toda la cancha como un recogepelotas. "Nosotros estábamos calentando antes del partido, y él estaba allá afuera disparando y retando a los tipos a juegos de C-A-B-A-L-L-O", Shaw dijo. "Yo le decía, 'Vamos, niño, estoy aquí tratando de practicar'".

Shaw meneó su cabeza de lado a lado ante la ironía mientras abordaba un avión de vuelta a Los Angeles. Bryant sería baja por ocho semanas, y para cuando estuvo saludable para regresar, Shaw había pasado a ser demasiado inapreciable para dejar ir. Sus tres triples cruciales en el séptimo partido de las finales de la Conferencia Oeste del 2000 resucitaron a un equipo que perdía por 13 en el último cuarto, pero él también era un líder en el vestuario, mediando desacuerdos entre Bryant y O'Neal incluso después de retirarse en el 2003.

"Nosotros no ganamos con el grupo que teníamos antes de que él llegara allí y no ganamos con ese grupo después de que él se retiró", Fox dijo. "Él era un líder en ese equipo de un modo que nadie afuera del vestuario sabe. No le teníamos mayor respeto a un jugador que el que le teníamos a Brian. Él llevaba el pulso del equipo en cada momento y siempre decía lo que había que decir como un entrenador".

Shaw comenzó a prepararse para ser un técnico durante sus últimos dos años con los Lakers, ayudando con los informes de los cazatalentos y analizando videos. Después de que Shaw pasó un año como cazatalentos para los Lakers, Frank Hamblen, quien tomó las riendas como técnico cuando Rudy Tomjanovich renunció durante la temporada 2004-2005, lo contrató como asistente. Shaw siguió siendo un asistente luego de que Jackson retornó a los Lakers y se sentó junto a Jackson en la banca los pasados cinco años.

Después de que Jackson anunció que ésta sería su última temporada como entrenador de los Lakers, Shaw fue catalogado al instante como el favorito para ganarse el puesto. Él cuenta con el apoyo de Bryant, Derek Fisher y Hamblen, quien ha ayudado a entrenar a Shaw por la oportunidad.

"La oportunidad de terminar siendo técnico en un equipo que está edificado como este equipo nunca sucede" Shaw dijo. "Yo entiendo eso, también. La calidad de vida también es importante para mí. Nací y me crié en California, y allí es donde quiero criar mi familia".

Dos horas antes de un partido de los Lakers en el Staples Center a principios de abril, Brian Shaw se sentó en la banca de los Lakers viendo a su hijo, Brian, 12, y su hija, Bianca, 10, practicar sus disparos a la canasta. Les daba consejos de vez en cuando, como su padre había hecho con él en el camino de entrada de la casa. Hay momentos en que Shaw puede ver las cualidades de sus padres en ellos.

Eso no pasará este año, pero en las noches de junio en el pasado, cuando los Lakers han celebrado campeonatos, Shaw ha mirado alrededor de un vestuario jubiloso, bañado en champán, viendo a los jugadores abrazar a sus padres y hermanos.

"Cuando todas las celebraciones y todo está sucediendo, yo me siento a un lado y reflexiono", Shaw dijo. "Cuando veo a los padres de todos los demás allí, visualizo en mi mente qué hubieran estado haciendo mis padres y mi hermana se estuviesen allí dentro también".

"Es agridulce pero es más dulce porque tomo un paso atrás y me elimino a mí mismo y me los imagino a ellos allí presentes y celebrando conmigo. Aunque ellos no están ahí, sí están ahí y siempre lo estarán".